1949-capitulo-1-los-trenes-apestan

Sentía un fuerte dolor en mi espalda, además de un constante tambaleo en todo mi cuerpo. De repente, un fuerte movimiento hace que golpee mi frente contra una superficie dura. Poco a poco me despierto para luego mirar hacia la ventada y segarme un poco por el fuerte brillo del sol.
— ¿Ya despertaste? -Entra al camarote para luego sentarse frente de mí y dejar sobre la mesa varias cosas, entre ellas medicinas y panes-
— Claro, aun no me acostumbro a los asientos de este tren -Se levanta un poco de su asiento para poder estirar las piernas y sus brazos-
Tome un pan de la mesa para luego proceder a comer, mientras masticaba, miraba como pasaban los arboles por la ventana. Al terminar de desayunar veo como Roy se echa un poco de crema en la herida que tiene en su pecho.
— Me sorprende que el inhumano te haya dado justamente en la mitad, sin herir a ninguno de tus órganos. Se puede decir que tienes la suerte de los tontos jejeje -Entre risas se levanta de su asiento para salir del camarote-
— Si lo sé, aunque hubiese preferido que no me hubiese dado. Muy mal servicio de tu parte cuervo, por cierto, no llames mucho la atención. Recuerdo que aún estamos en territorio Lieftiano -Se arrecuesta en su asiento para luego proceder a comer-
Mientras voy pasando por los vagones me aseguro de observar a los pasajeros cercanos a nosotros y comprobar que ninguno presente algún peligro. Luego de inspeccionar el tren decido volver con Roy para poder seguir descansando. Estando nuevamente en el camarote procedo a mirar un rato el paisaje por la ventana, mientras tanto, raspo un poco la mesa con mis uñas.
— ¿Huh? Oye… ¿Sabes qué estás haciendo que la mesa se vea más fea de lo que es? -Mientras lo decía también raspaba la mesa inconscientemente- Oh, vaya… ¿Tan bien se siente?
— Jajaja, no solo eso. También acariciar la superficie rasgada se siente bien. Además, no es mi culpa que los Lieftianos sean tan estrictos con su seguridad. -Suspira para luego acostar su cabeza encima de la mesa- Pero en fin. Tuvimos mala suerte esta vez. No encontramos ninguna arma nueva… Ah sí y tampoco nada sobre los inhumanos.
— ¿Se supone que eso me tiene que molestar? Tu eres la que no entro al ejército nacional porque no sabía usar armas de fuego.
— ¡Grrrr! ¡No es mi culpa que el ejército sean unos cobardes que no les guste el combate cuerpo a cuerpo! Además, tú te quedaste como médico de la SD por fallar repetidamente los exámenes a media carrera.
— ¡Claro, es equiparable ser un doctor a agarrar una pistola y apretar un simple gatillo!
— ¡A cobardes como a ustedes se les hace fácil hacer eso! -Desenfundo mi katana para luego clavar la punta de la misma en la mesa- Los verdaderos guerreros luchamos de frente, si es necesario usamos nuestras propias manos como garras -De un momento a otro se percata de que sus dedos con los que rasgaba la mesa estaban sangrando- ¡¿Ehh?!
— -Entre risas y una mirada picara me responde- Al parecer las garras del cuervo no sirven contra un simple trozo de madera.
En medio de nuestra discusión alguien abre la puerta del camarote. Era un hombre viejo, de alrededor cincuenta años, piel oscura, calvo y con manchas de carbón por todo su rostro, además de llevar una bata de cuero y un pantalón lleno de bolsillos.
Sin vacilar se acerca hacia Roy para sentarse a su lado y antes de que pudiéramos reaccionar, le quita del cinturón su pistola la cual tenía grabado a un costado el logo de la SD.
Inmediatamente desclavo mi katana de la mesa para colocar la hoja en aquel individuo, pero rápidamente mi compañero sostiene mi antemano para luego mirar hacia la puerta. Me volteo para darme cuenta que había otro hombre apuntándome con un arma a mis espaldas.
— Con que perros de la SD. Debo decirles una cosa, y es que de verdad no son tan intimidantes en persona como me lo imaginaba -Comienza a reírse junto con su compañero-
La situación se colocaba un poco tensa. No sabíamos quiénes eran estos tipos y tampoco si tendríamos que luchar con civiles tan próximos a nosotros. Pero lo que se me hace más raro es la acción de Roy de detenerme. Por lo cual decido bajar mi arma y dejarla en la mesa retirando mi mano de ella.
— Pensaba que los médicos llevaban mejores armas de fuego, también se supone que los guardas espaldas llevaran mejor equipamiento más que un cuchillo -Deja la pistola de Roy en la mesa para luego mirarme hacia los ojos intentando intimidarme-
De repente Roy saca otra pistola de su otro brazo con el cual apunta a la cabeza al tipo sentado al lado de él. Su compañero inmediatamente pasa a apuntarlo por lo cual aprovecho para tomar mi katana de la mesa y lanzársela hacia su cuello. Pero por el tamaño de la misma esta queda clavada en la puerta, provocando un corte ligero al sujeto.
El hombre de la bata de cuero al darse cuenta de su situación se coloca a reír irónicamente, luego le ordena a su compañero que baje el arma para luego levantarse del asiento y darle la mano a mi compañero. Él lo deja de apuntar con la pistola para devolverle el saludo.
— Me llamo Piero y soy el maquinista. Veo que me equivoque con ustedes, después de todo si es cierto que les causaron problemas a los soldados de Lieftia.
— Bueno… Ellos fueron los que comenzaron atacándonos… ¿Sabes cuanta droga he tenido que tomar para suavizar el dolor de mí “cirugía”? Para que luego vinieran a tratar de matarme a pesar de que hay un tratad… -Al alterarse provoca un dolor agudo en la herida-
Piero luego de ver la reacción de Roy nos decide cambiar de camarote para que él pueda descansar en una cama. Estando ahí, nos aconseja que para el anochecer procuremos ocultarnos, debido que a esa hora estaríamos llegando a la frontera de Basilia y Lieftia.
Luego de un par de horas comienza atardecer, Roy seguía descansando mientras yo intento pasar el rato observando las montañas desde la ventana.
Sin darme cuenta una bandada de cuervos comienza a volar junto al tren. Rápidamente recojo un trozo de pan de nuestra cena para luego lanzarlo con la esperanza de que alguno de ellos lo atrape.
En eso me doy cuenta que en el vagón de al lado había un niño mirándome por la ventana por lo cual solo puedo reírme un poco apenada de que me viesen alimentar a los cuervos.
Me bajo de la ventana para ir al camarote de aquel pequeño para pasar el rato. Estando ahí me doy cuenta que esta solo lo cual se me hace muy extraño.
— ¡Hola! ¿Qué haces aquí solo mirando por la ventana? Te puedes resbalar y caerte en los rieles para luego terminar decapitado con cara de “Bleeeeh” -Sostenía mi cuello con ambas manos para luego imitar una decapitación mientras sacaba la lengua-
— -Empieza a reír luego de ver mis muecas- Mis padres están en el camarote de al lado y no me dejan mirar por la ventana. Vi que estabas alimentando a los cuervos ¿Por qué lo haces? ¿No se supone que los cuervos son malvados?
— ¡¿Quién te dijo eso?! -Me acerco a él para mirar juntos por la ventana- Los cuervos son objetivamente unos de los animales más fuertes de los que existen. Desde pequeños sobreviven como pueden adaptándose a cualquier terreno. Además, que dan mucho miedo si están en manada y sus garras parece que te fuera hacer un ¡¡Grrrrr!! -El niño reía mientras yo hacía una imitación de un cuervo-
Me quede jugando un rato con el niño haciendo bromas de los cuervos y contándoles cosas interesantes de los mismos. Ya anocheciendo él se devolvía hacia el camarote de sus padres, pero antes le enseño una última cosa. Tomo de mi cinturón mi katana para luego mostrarle el mango de la misma. El pequeño sostiene el arma para ver que tiene grabado la palabra Karasu•.
— -El pequeño me miro emocionado a los ojos para luego devolverme mi arma he irse hacia donde sus padres- ¡Gracias por jugar conmigo señora cuervo!
— -Rio un poco por su comentario para luego despedirme de él- Recuerda no montarte encima de las ventanas jejeje.
Después de despedirme de aquel niño decido volver con Roy el cual se encontraba despierto y estirando sus músculos, ya debíamos ocultarnos para evitar a la guardia fronteriza. Pero antes que nada había algo que no me dejaba poder concentrarme, me tenía angustiada y no me deja reaccionar con mi entorno.
Roy se da cuenta de mi estado por lo cual se me acerca para preguntarme como siento, pero de repente comienzo a tambalear y a perder el equilibrio. Costándome hablar, le respondo mientras sostengo sus brazos con fuerza.
— R-Roy… U-un… ¡¡UN NIÑO ME ACABA DE LLAMAR SEÑORA!! ¡Ni a ti te dicen señor y tienes 27! ¡¿Cómo es posible?! ¡Solo tengo 22!
Luego de eso, Roy toma mi katana para golpearme varias veces con el mango mientras yo seguía llorando en suelo.
Al llegar a la frontera nos fuimos a un vagón de carga para ocultarnos entre cajas y equipaje. Pasaban los minutos y aun el tren se encontraba quieto por lo cual aún seguían buscándonos por todo lugar posible. Al final llegaron hasta donde nos encontrábamos, estaban revisando las cajas mientras hablaban con Piero por lo cual estamos preocupados por si nos tocaba pelear con varios soldados.
Piero al ver que se estaban acercando a las cajas donde nos ocultábamos decidió colocarse frente de nosotros para luego sacar una botella que tenía guardada y así convidarles un trago a los soldados. Ellos deciden ya desistir de la búsqueda y se colocan a tomar un rato con el maquinista, por lo cual nos relajamos por ahora.
— Entonces aquellos perros de la SD que buscan ¿Causaron muchos problemas? -Tomaba un trago mientras le pasaba la botella a otro soldado-
— ¡Por supuesto! Tenemos a uno de nuestros hombres muertos y otros siete heridos ¿Desde cuándo la SD tiene soldados tan buenos? -Toma un poco para luego pasarle la botella a su compañero-
— De hecho, me sorprende que tengan a un Karasu en sus guardias… Hokori y Basilia se destruirían si no fuera por la alianza de paz -Toma de la botella para luego devolvérsela a Piero-
Piero siguió tomando un rato con los soldados hasta embriagarlos lo suficiente, para luego, sacarlos del tren y seguir hasta la capital de Basilia. Cuando salimos de la caja nos dirigimos nuevamente hacia nuestro camarote, en eso llega uno de los ayudantes del maquinista y nos pide que lo acompañemos hasta la locomotora.
Al llegar nos encontramos con todos los trabajadores del tren, los cuales se encontraban cenando, en eso se acerca nosotros Piero y nos ofrece un poco de comida y bebida. Al principio estábamos nerviosos, pero entre el ambiente relajante y las bromas que surgían en el lugar nos terminando adaptando rápidamente.
Roy comenzó solo se sentó a comer mientras yo bebía un poco de licor con los muchachos. No era algo que hiciese naturalmente, pero la verdad después de la misión fallida lo mínimo que podía hacer era disfrutar de este momento. Al pasar un par de horas todos los trabajadores vuelven a sus puestos, mientras tanto, nos quedamos a solas con Piero en la locomotora por lo cual decidimos hablar un rato con él.
— Tus trabajadores son muy divertidos hombre, después de estar con Roy 2 años ya pensaba que todos los hombres son unos amargados jejeje -Luego de decir eso no pude evitar arrecostarme en el suelo cubriendo mi cabeza por si trataba de golpearme-
— Debería golpearte, pero recuerdo que aun estas ebria por lo cual no conseguiré nada… A menos de que… -Roy agarra un balde de agua que había en el lugar para inmediatamente lanzármelo encima, así mojándome por completo- A ver si así se te arregla el cabello pelos necios.
— Jejeje te enojaste porque te llame amargado -Entre risas me levante del suelo para luego desenfundar mi katana y para posarla encima de su rostro- Siempre he pensado que te verías más rudo con dos parches ¿Lo intentamos para ver cómo te ves?
Antes de que comenzáramos a pelear Piero empieza a reír a carcajadas sin parar. Fue rara esa acción de él debido a que siempre se mostraba como una persona seria, e incluso, cuando estábamos cenando con sus trabajadores solo reía moviendo un poco su boca.
— No sabía que los del Karasu “danzaban” de esa manera, en especialmente tú. Me recuerdas demasiado a la vieja Akai ¿Cómo se encuentra ella?
— ¿Akai? Eso nombre no me suena ¿De quién se trata Ka…? -Al mirarme fijamente puede notar como mis ojos tienen una expresión de odio, de querer matar todo lo que estuviera al frente de mi-
— Danza Karasu y Akai… Esas dos cosas me dan ganas de querer matarte… -Sosteniendo mi katana apunto hacia Piero para luego alzarla con fuerza y tratar de atacarlo-
— -Rápidamente Roy vuelve a lanzarme otro balde de agua, así impidiendo que atacara a Piero- ¡Sí que eres infantil Kai, por eso no bebo contigo!
— ¡Otra vez me mojaste! ¡Tú no bebes porque no aguantas más de tres tragos amargado de mierda!
Volvemos a forcejear un rato hasta que nos cansarnos y volver a nuestro camarote. Descansamos toda la noche hasta que de repente me despierto en plena madrugada, el sol aun no salía, pero se podía desde la ventana las grandes murallas de acero de Jeited, la capital de Basilia.
Mientras más nos acercábamos, más podía sentirme atrapada por aquellos muros que lograban alcanzar pequeñas montañas. Por lo temprano que era la estación se encontraba desértica, solo estábamos nosotros y los demás pasajero que paraban aquí.
Inmediatamente al bajarnos Piero nos alcanza para despedirse de nosotros diciéndonos antes de irse “Por favor, la próxima vez toma con nosotros Roy. Nunca me había reído con alguien así en años jeje”. Por lo cual él responde un poco apenado aceptando la invitación que le propuso el viejo maquinista.
Salimos de la estación para dirigirnos a la casa de Roy, pero debido a la hora no había ningún taxi que nos pudiera llevara hasta allá. Por lo cual tuvimos que caminar por las vacías calles de la ciudad.
Ya llevaba más de dos años trabajando junto a él por lo cual no era nada nuevo en lo que vía en la zona. Aunque, no podía dejar apartado un sentimiento de rechazo cada vez que piso Jeited.
Por el camino decidimos pasar por la sede de la SD, así Roy podría dejar el informe de nuestra última expedición. Mientras él hacia un poco de papeleo y explicaba los incidentes que tuvimos en Lieftia, yo descansaba en el suelo del pasillo mientras abrazaba mi katana. En eso, llegan un par de guardias los cuales empiezan a molestarme un poco.
— Otra vez llego el cuervo sin bandada. Dime ¿Ya al fin consiguieron la cura a los inhumanos o solo causaron más problemas? -Entre risas los dos guardias siguieron un rato molestándome-
— Si, lo que sea. Por lo menos no pierdo mi dinero en licores mientras otro si le da lo que merece a tu esposa~ -Luego de comentar eso, me levante del suelo mientras carcajeaba de la risa-
— Grrr… Cuida tus palabras cuervo de mierda. Al menos llegue acá con mi propio sudor ¿Dónde estarías sin Roy? -Antes de que pudiera seguir hablando, ellos se dan cuenta de que Roy volvía por lo cual se marchan del lugar-
Roy nota como los guardias me estaban molestando, por lo cual, me ofrece poder hacerles un reporte de mal comportamiento. Sin embargo, le digo que no es para tanto y que es mejor irnos a descansar lo más pronto a su casa. Él al principio no le da importancia a mi respuesta, pero mucho más adelante en el camino me vuelve a mencionar el tema.
— ¿Qué te dijeron aquellos guardias en la sede? -Mientras me pregunta sigue mirando por dónde camina, sin voltear a verme en ningún momento-
— -Decido desviar mi vista de él intentando mostrar mi indiferencia con estos temas- ¿Acaso importa? De todos modos, es siempre lo mismo, cuervo esto y cuervo lo otro. Son tan idiotas para darse cuenta que yo no tengo nada que ver con la primera generación de los Karasu… -Mientras caminábamos pasamos al lado de un parque, sin pensarlo dos veces entre al mismo para montarme encima de un columpio y balancearme un rato- Además ¡También les molesta que seamos los únicos que hacen algo de relevancia en la SD! Les duele que se los haya dicho a todos en su cara.
Roy se acerca a mí para sentarse en el columpio a mi lado y como si fuese un niño, empieza balancearse mientras escucha todas mis quejas. Luego de quejarme varios minutos de la SD, de cómo me tratan los demás por mis orígenes y la rabia que me genera de que no hayamos tenidos avances en más de un año, él se detiene un momento para ver el cielo de la ciudad.
— Vaya lugar de mierda… No son ni las seis y aun así ya hay nubes negras -Suelta unas cuentas risas sarcásticas para luego mirarme y responderme de manera burlona- No sé de qué te quejas Kai. Yo soy el que tiene que hablar con mi padre y aguantar sus sermones cada vez que volvemos de un viaje. Sinceramente estoy peor que tu jajaja~.
— Jeje ese es tu problema. Perfectamente podrías largarte de ese lugar ¿Eres un trabajador no? Entre nuestros sueldos podemos pagar un apartamento y ahórranos la negatividad semanal por departe de tu padre.
— Es fácil decirlo así, pero en un apartamento no caben toda tu colección de armas. Además, no creo que sea buena idea tener un hacha explosiva en un espacio tan reducido.
— ¡Es Ono Bakuyaku! Y mejor ya vámonos -Me rascaba los parpados por el cansancio- Con lo cansada que estoy los gritos y miradas de ese señor no me causaran efecto.
Seguimos nuestro camino hasta llegar al hogar de Roy. Él pertenece a una familia prestigiosa de médicos en la ciudad, por lo cual vive en prácticamente una mansión. Esta no contrasta con las demás casas debido a que vivían en la parte adinerada de la ciudad.
Roy entra por la puerta principal, mientras tanto yo me dirijo directamente al jardín para luego ir hasta el cobertizo. Era prácticamente una pequeña cabaña, lo cual era enorme para lo que guardaban en ella, sin embargo, no me quejaba por ello, de hecho, todo ese espacio me servía de mucho para guardar todos los recuerdos de nuestras misiones.
Ya dentro observo como están varias docenas de armas colgadas en las paredes, además de tener varias mesas y herramientas que uso para la modificación, reparación y creación de las mismas.
Me gusta cualquier tipo de arma a exención de las armas de fuego de nueva generación, al solo depender de apretar un gatillo se perdía la conexión de fuerza y destreza que están necesitaban de su portador, volviéndolo con el tiempo en alguien débil.
Esa era una de las filosofías con las que crecí mientras vivía en Hokori, aunque tiempo después descubrí que el origen de aquel pensamiento venia porque la pólvora era demasiado escasa en nuestras tierras, por lo cual mantener un ejército con ese tipo de armamento no era rentable. Pero, aun así, no dejaba de ser cierto que las armas de fuego te volvían más débil.
Luego de dejar mis cosas encima de la mesa proseguí a acercarme hasta mi cama para poder tirarme encima de ella y dormir varias horas. Al medio día, luego de haber descansado del viaje me propuse a ayudar al jardinero con algunas flores y arbustos. Además de brindarle al padre de Roy un porcentaje de lo que ganaba en la SD por dejarme vivir con ellos, además que debes en cuando ayudaba a los empleados con las labores del hogar.
Mientras terminaba de podar los arbustos del jardín, Roy sale un momento de su cuarto para poder hablar conmigo, él ya no traía el uniforme del trabajo, de hecho, ahora solo tenía una camisa blanca con el cuello suelto y unos pantalones negros desabrochados.
— Vaya… Imagínate que dirán de mi si digo que eres mi compañero en público -Muestro una mirada de despreocupación y desinterés en su manera de vestir-
— La verdad me dio flojera quitarme todo el uniforme y colocarme un pijama para al final volverme a vestir casualmente, así que tome un poco de todo y listo -Bosteza varias veces antes de poder seguir hablando- Al parecer mi hermana volvió a tener menciones de honor en su escuela… Ya tiene ofertas de estudio hasta en la capital de Lagneía.
— ¿De verdad? ¡Pero aún le faltan 3 años para graduarse! Me alegro mucho por ella ¿Tu no?
— Claro que lo estoy, solo que… La encontré yendo a su cuarto con varios libros que usaba cuando estudiaba a los inhumanos…
— Oh… Ya veo. No te preocupa que estudie esos libros ¿verdad? Lo que en verdad te preocupa es lo que pase cuando tu padre se entere -Mi mirada se torna un poco preocupada mientras volteaba a mirar la ventana del cuarto de la pequeña-
— También me preocupa ella, el problema es que no importa cómo se mire, yo soy responsable de que ella se obsesione con los inhumanos. Por lo cual si le pasa algo…
— ¿Y no crees que ella también no se sentiría mal si te pasa algo? Siempre que me pide ayuda con sus tareas de física me pregunta sobre nuestras misiones. Al final siempre tiene la misma expresión de preocupación. Imagínate si no omitiera detalles como que te abrieron en el pecho y casi mueres en un tiroteo.
— Entiendo lo que quieres decir, pero al menos yo tengo… Espera ¿La ayudas con su tarea de física?
— ¿Creías que las armas del cobertizo se hacen con solo creatividad y poner cosas filosas juntas? Los cuervos no somos unos incultos -Lo empujaba un poco para que me diera espacio para poder seguir podando el arbusto- Tu hermana solo se preocupa por ti, lo más seguro es que quiera entrar en la SD para que no cargues tu solo el desprecio de tu familia por no ser un médico. Además, apuesto que de todos modos estudiaría a los inhumanos, mientras más complejo es un ser vivo más le llama la atención.
— ¿Huh? Jejeje… Pues tienes razón, entonces tendré que ser más molesto para mi padre para que todas sus quejas solo estén dirigidas a mi jajajaja -De repente comienza a reír en carcajadas por lo cual decido reírme junto a él, lo cual provoca que hagamos un poco de escándalo llamando la atención de toda gente de la mansión-
Luego de esa conversación pasamos el resto del día planificando el siguiente lugar de partida, no teníamos ninguna misión pendiente por lo cual podíamos darnos el pequeño lujo de viajar para poder seguir con las investigaciones de Roy, lo malo es que si no entregábamos algo pronto perderíamos ese privilegio. Por la misma razón debíamos pensar bien nuestro siguiente movimiento.
Sin embargo, llega el padre de Roy el cual no abandona su mirada de desinterés cada vez que nos ve trabajando, hasta cierto punto se entiende su manera de actuar con respecto a las investigaciones y demás cosas de su hijo, después de todo, él abandono la universidad para unirse a la SD y así poder estudiar a los inhumanos. Pero aun así a veces se pasa con tratar a su hijo con desprecio por no haber sido un médico.
Roy trata de tomar todos los mapas y libros de la mesa para irnos del lugar tratando de ignorar a su padre, en eso el señor lo sostiene de su hombro para voltearlo y mirarlo hacia los ojos.
— ¿Ya cuanto seguirás con esto? No puedes vivir siendo un perro del gobierno, comiendo por seguir sus órdenes. Si hubieras terminado de estudiar ya serias un independiente y no estarías viviendo acá con… Ella.
— -Este responde de manera furiosa intentando alejarse de él- Esto es lo que quiero hacer con mi vida, no importa si soy un zapatero o un mesero de un pequeño restaurante, lo importante es que me sienta bien donde estoy, no el prestigio ni el dinero que ganare. Además ¿Por qué te refieres a Kai como “ella”? ¿Sabes que también es una persona verdad?
— Sé que es un cuervo de Hokori, por lo cual se dé que es capaz de hacer. No quiero que estés cerca de Diana, ya he visto que está desarrollando un gusto por los inhumanos.
— …
— ¿Y acaso es culpa mía o de Roy? Ella se interesa en la biología en general y mientras más complejo sea un organismo más quiere estudiarlo. Ahora ¿Cuál es la criatura más compleja de nuestro mundo que está por encima de los humanos?
— Jmm… Recuerda Roy, tu hermana siempre fue más aplicada que tú para los estudios, sus logros a su corta edad demuestran que traerá muchos avances en la medicina moderna ¿En serio dejaras que todo ese potencial se pierda por arriesgar su vida con los inhumanos? No espero nada de ti en la actualidad, mucho hemos hablado de tu futuro estos últimos años, pero solo te pido que hables con ella, demuestra que eres su hermano mayor.
— …
Luego de eso, su padre se retira de la sala para acto seguido Roy tumbarse encima del piso dejando caer todas sus cosas. Se había desmoronado y habían vuelto a él las preocupaciones sobre el futuro de su hermana, ese señor logro hacer que olvidara lo que hable con él en el medio día, lo cual lo único que podía hacer era sentarme a su lado e intentar tranquilizarlo.
De la nada aparece bajando las escaleras una pequeña chica con cabello negro que llega hasta su cintura, con unos ojos verdes como si fuesen esmeraldas y vestida con su respectivo pijama, ella era la hermana de Roy, Diana. Ella se acerca a su hermano para darle un abrazo en cuello mientras que este, en el suelo, decide corresponder al gesto de su hermana.
Diana lloraba un poco, al parecer escucho toda la discusión que tuvimos que su padre, sin embargo, Roy solo podía tenía esa mirada de preocupación en su rostro. Lo más probable es que tuviera un conflicto con sus emociones e ideales, por un lado, quería que su hermana siguiera el camino que ella quisiera sin importar la opinión de su padre, pero por otro no quiere exponerla al mundo de los inhumanos.
— Diana, l-la verdad pienso que debes hacerle caso a…
— -Esta detiene a su hermano para luego exclamar con fuerza- ¡Tienen que ir a Hokori!
— ¿Eh?
— … -Al escuchar las palabras de la pequeña tuve una serie de recuerdos pasando por mi mente de toda mi vida en aquel lugar con los Karasu-
— En Hokori están haciendo capturas masivas de todo tipo de inhumanos, al parecer quieren comenzar una etapa de experimentación. Si quieres avanzar con tu investigación debes ir allá -Inmediatamente voltea para mirarme a mi mientras sostenía las manos de Roy- Por favor Kai, cuida a Roy. Quiero que él logre su cometido para que pueda hacer sentir a mi padre orgulloso.
— …
— … Jejeje, sabes que lo protegeré hasta el final. Además, también tengo mi cometido que cumplir y sin la ayuda del “un ojo” no podré hacerlo jajaja -Diana y yo comenzamos a reír mientras Roy se trataba de tapar el ojo donde tenía el parche, pero luego de unos segundos también ríe con nosotras-
— P-pero espera un momento hermana. ¿Cómo sabes que Hokori tiene una captura masiva de inhumanos?
— Adivina. Me invitaron a la SD para darme un tour y regalarme una beca si a futuro trabajaba con ellos, estando allí, logre escuchar como algunos empleados mencionaban la captura masiva.
— Jejeje bueno… Pero, aun así, no quiero que te unas a la SD hermana. Si te pasa algo no podría perdonarme…
— Pero no pienso unirme a la SD -Al responder nos mira con unos ojos llenos de inocencia-
— ¡Lo sabía! La verdad era obvio que no se uniría, al final no conoces a tu hermana -Volteo para mirarle y sacarle la lengua en señal de burla-
— ¿¡Pero de que hablas!? ¡Si tú también creías que se iba unir! -Agarra unos de los mapas en el piso para luego enrollarlo y golpearme varias veces con él-
— ¡Oh no ayúdenme, se convertido en su padre! -Di vueltas en círculos para escapar de él mientras Diana se reía de nosotros-
— Jejeje ustedes siempre me sacan una sonrisa cuando se pelean. Pero como te decía hermano, no quiero unirme a la SD, yo quiero estudiar medicina para luego estudiar biología. Quiero poder crear tratamientos para toda la gente que es afectada por la infección inhumana -Mientras decía todo eso sostenía el rostro de su hermano para luego acariciar su parche-
Roy al escuchar esas palabras se quedó callado un momento para luego alegrarse y emocionarse de lo que quería lograr su hermana, por lo cual decidió prestarle varios libros que uso para estudiar los inhumanos mientras estaba en la universidad.
Luego de que Diana volviera a su cuarto Roy se acerca a la mesa, y tomando uno de los mapas marca la siguiente ubicación a la cual nos dirigiremos para acto seguido decirme “Ya verás cómo la nueva generación de los Blackwell le hará frente a los inhumanos”.
Inmediatamente me emocione por lo cual fui rápidamente al cobertizo para preparar las armas que llevaría mañana. Debido a que iba a volver a ver a los Karasu tenía que llevar el mejor equipamiento posible para sorprender a mis viejo compañeros. Al final me decido por llevar dos Ono Bakuyaku, una lanza escudo y mi katana.
En la mañana siguiente nos despertamos muy temprano para poder tomar el primer tren hacia Hokori, en camino a la estación hablamos sobre qué lugares visitaríamos para poder encontrar a Akai Susei, una de los líderes de los cuervos y también mi maestra en la mayor parte de mi vida.
Al llegar a la estación subimos de inmediato al tren para buscar un camarote cómodo, luego de sentarme Roy decide buscar algo que desayunar antes de partir por lo cual va al vagón con la pequeña cafetería para pedir algo de comer. Mientras estoy a solas decido subir mi katana en la mesa para sacarla de su funda y ver la hoja de la misma, la cual tenía grabados varios nombres desde su base hasta la punta, todos esos nombres eran de viejos compañeros que tenía en Hokori.
La puerta del camarote se abría por lo cual supuse que era Roy quien había vuelto, pero al voltear mi mirada veo que es alguien más, un hombre alto de probablemente treinta años, con cabello corto, bigote y barba, además de vestir en traje, lo cual era raro para estar en los vagones de clase obrera. Inmediatamente entra si pedir permiso para sentarse en frente de mi sin dejar de mirarme a los ojos.
— Disculpe, este camarote ya está ocupado, además que está sentado donde va mi compañe…
— -Me interrumpe rápidamente para hacerme una pregunta directa- ¿Trabajas para la SD?
— … ¿Por qué tendría que contestarle eso?
— Solo responde ¿Trabajas para la SD? -Se levanta un poco de su puesto mientras golpea la mesa con fuerza-
— Jmmm… ¿Cómo trabajare para esos perros? Yo solo soy una campesina que vino desde Hokori a comprar armas para defenderse ya que los cuervos no hacen nada bien.
— Me resulta curioso que alguien nativo de Hokori llame a sus defensas cuervos en vez de Karasu.
— (Mierda, se me olvido conservar la pronunciación) Bueno ya sabes, es la costumbre de tanto viajar jejeje.
— Ya veo… disculpe por molestar. Por cierto -Rápidamente levanta su brazo para empujarme contra la pared y así ahorcarme, acto seguido su brazo comenzó a tornarse negro junto a sus venas que salen a relucir por todo su cuerpo- ¿Conoces al médico de la SD que salió de este camarote?
— E-eres un… R-rango tres… -Cada vez aprieta con más fuerza provocando que poco a poco perdiera la conciencia-
Tuve la mala suerte de encontrarme un inhumano de rango tres, estos tienen la habilidad de poder ocultarse entre los humanos imitando su apariencia. Pero aun así baje demasiado mi guardia provocando que me ganara con un solo movimiento. Como último recurso podría activar ambas Ono Bakuyaku ubicadas en mi cintura, así logrando herirlo gravemente.
Primero vacile en tomar esa decisión porque podía herir a los pasajeros aledaños a nuestro camarote. Pero si no lo hacía, Roy no tendría oportunidad contra este inhumano. Por lo cual dejo caer mis brazos intentado hacerle creer que ya estaba muerta, entonces, sostengo con mis últimas fuerzas las hachas para activar sus explosivos.
— T-tú también vienes conmi… -Suena un fuerte estruendo, y al darme cuanta, note que él inhumano tenía un agujero que pasaba por los lados de su cabeza, rápidamente me suelta dejándome para poder caer al suelo-
— Jmmm… ¿No te dijeron que es malo irrumpir en los camarotes ajenos? -Inmediatamente recarga su arma para apuntar nuevamente al inhumano-
— ¡R-r… * Coff * Roy! ¡E-es un rango tres! -Tomo mi katana de la mesa para desenvainarla y apuntar al cuello del inhumano-
— Grrrr… ¡Ya verán! -Todo su cuerpo se torna negro para luego saltar hacia Roy intentando atacarlo con sus garras-
— ¡Roy cuidado! -Intento hacerle un corte en su espalda, pero logro alcanzarlo lo suficiente por lo cual solo logro rasguñarlo un poco-
— ¡Jodete! -Dispara varias veces hacia el inhumano para acto seguido escuchar un fuerte zarpazo el cual me deja atónita-

Karasu: Cuervo en japonés.